Este sitio web utiliza cookies y otras tecnologías, propias y de terceros, para obtener información sobre tus preferencias, navegación y comportamiento en este sitio web. Esto nos permite proporcionarte distintas funcionalidades en la página web, personalizar la forma en la que se te muestra, o analizar nuestro tráfico.Puedes consultar más información sobre nuestra Política de cookies. Puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Permitir cookies” o configurarlas o rechazar su uso clicando "Configurar cookies".
Las cookies estrictamente necesarias son aquellas de carácter técnico, que deben estar siempre activadas para que la web funcione correctamente, así como para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.
Esta web utiliza Google Analitycs para recopilar información anónima que nos permita medir, por ejemplo, el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares. Activando estas cookies, nos ayudarás a continuar mejorando nuestra web en base los intereses de nuestros usuarios.
Buscador :
Volver al Menú
23 jun 2023
Terminábamos nuestro anterior artículo hablando de la repercusión que los riesgos físicos, químicos y biológicos presentes en los entornos edificados pueden tener en la sanidad ambiental y de la importancia de su identificación, evaluación, gestión y comunicación.
Abordamos en esta nueva entrega el estudio específico de los riesgos físicos, uno de los tres bloques claves recogidos en el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente PESMA, junto con el cambio climático y la contaminación.
Los seres vivos se han adaptado a lo largo de su evolución al efecto de las radiaciones de origen natural, una forma de transmisión de energía indispensable para crear las condiciones aptas para la vida en el planeta. Hoy, nuestro estilo de vida, desarrollado la mayor parte del tiempo en el interior de espacios construidos, se ve privado de gran parte de la exposición a esa radiación natural. Sin embargo, la radiación derivada de campos alternos eléctricos y magnéticos, ondas electromagnéticas y campos continuos de origen artificial, que no se dan en la naturaleza, está omnipresente en prácticamente todos los ámbitos de nuestras vidas, hasta el punto de que podemos hablar de la existencia de una contaminación electromagnética.
Los efectos de la radiación ionizante sobre la materia viva, aquella con energía suficiente para romper los enlaces atómicos de los electrones (radiación electromagnética de alta energía -rayos X, rayos gamma-, radiación de partículas -radiación alfa y beta, neutrones, protones-, etc.), están bien tipificados por la radiobiología. Por su parte, la radiación no ionizante (radiación ultravioleta, radares, ondas de radio, microondas, rayos láser y también campos eléctricos y magnéticos continuos y alternos), a pesar de ser menos intensa y de menor frecuencia, ha demostrado tener efectos biológicos nocivos, incluso con exposiciones a dosis relativamente bajas.
La exposición de las personas a los campos electromagnéticos sufre un aumento exponencial en los últimos años, y parte de ese aumento tienen una gran relación con las condiciones del diseño arquitectónico, ya que tanto el planeamiento urbano como el diseño de instalaciones de electricidad y telecomunicaciones en un edificio pueden aumentar dicha exposición. (Fuente: Edificios y Salud. Reinventar el hábitat pensando en la salud de las personas. GBCe, CGATE, AEICE).
Los seres humanos son sistemas bioeléctricos: nuestros órganos internos y procesos orgánicos básicos están regulados por señales eléctricas internas. Es lógico, por tanto, que la alteración del electroclima tenga consecuencias sobre la regulación de nuestros procesos biológicos. De hecho, la literatura científica así lo constata. El informe BioInitiative 2012 (actualizado en 2022), la mayor revisión independiente de estudios y trabajos científicos realizada hasta la fecha sobre los efectos de los campos electromagnéticos, vincula claramente la exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencias y de frecuencias extremadamente bajas con diversos efectos adversos para la salud, incluso a niveles muy bajos de exposición y desde los primeros minutos de exposición. Este informe reporta efectos como dolores de cabeza, dificultades de concentración y problemas de comportamiento en la infancia y la adolescencia, trastornos del sueño y problemas de concentración. Según sus principales conclusiones, las exposiciones prolongadas o crónicas interfieren además en los procesos fisiológicos, impidiendo que el cuerpo repare el ADN dañado, induciendo desequilibrios en el sistema inmunológico, trastornos metabólicos y reduciendo la capacidad de resistencia a las enfermedades y la tolerancia a otros riesgos químicos y biológicos.
Desde que en 2001 la International Agency for Research on Cancer IARC clasificó los campos electromagnéticos de frecuencias extremadamente bajas (FEB -ELF en inglés-) como posiblemente cancerígenos para los humanos (Grupo 2B), basado en un mayor riesgo de glioma, un tipo de cáncer cerebral maligno, asociado con el uso de teléfonos móviles, la evidencia acerca de los efectos biológicos de los campos electromagnéticos no ha dejado de acumularse. En 2011, el citado informe Bioinitiative propone, a la vista de los estudios epidemiológicos revisados y de acuerdo con los propios criterios de la IARC, la clasificación de los campos electromagnéticos en el Grupo 1 (carcinógeno conocido). En 2019, el Grupo Asesor de la IARC hizo una recomendación de alta prioridad a esta agencia la revisión entre 2020 y 2024 de la investigación sobre la radiación de radiofrecuencias para revaluar su riesgo cancerígeno. El 22 de julio de 2021, la Dirección General de Servicios Parlamentarios de Investigación EPRS de la Secretaría del Parlamento Europeo consideró la clasificación actual de la IARC como desfasada, así como los criterios de la ICNIRP/FCC en la que se basan la mayoría de los límites de exposición actual, al no tenerse en cuenta los efectos no térmicos en los tejidos.
Campos electromagnéticos y principio de precaución
El mismo informe Bioinititive llama la atención sobre el hecho de que los estándares de seguridad pública fijan como seguros valores de exposición del orden de 3 o 4 grados de magnitud superiores a aquellos a los que se han observado efectos biológicos. Es preciso tener en cuenta en este punto que además de energía estos campos transmiten códigos de señalización para el sistema biológico que, como ya mencionamos más arriba, utiliza señales electromagnéticas en su comunicación, que pueden modificar sus mecanismos de respuesta (especialmente la de sistema nervioso central). Hay que recordar a este respecto que ya en Resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa de 2011 mostraba su preocupación por la falta de prevención frente a este tipo de efectos biológicos.
“5. En cuanto a las normas o límites para las emisiones de campos electromagnéticos de todo tipo y frecuencia, la Asamblea recomendó la aplicación del principio ALARA (as low as reasonably achievable), es decir, el nivel tan bajo como sea razonablemente posible, teniendo en cuenta no sólo los llamados efectos térmicos, sino también los efectos atérmicos o biológicos de la emisión o radiación de campos electromagnéticos. Además, el principio de precaución debe aplicarse cuando la evaluación científica no determina el riesgo con suficiente certeza. Sobre todo porque, dada la creciente exposición de la población - en particular los grupos más vulnerables como jóvenes y niños/as - el coste humano y económico de la inacción podría ser muy elevado si son ignoradas las alertas tempranas. 6. La Asamblea lamenta la falta de respuesta a los riesgos ambientales y sanitarios, conocidos o emergentes y los retrasos casi sistemáticos en la adopción y aplicación de medidas preventivas eficaces, a pesar de las peticiones de aplicación del principio de precaución y de todas las recomendaciones, declaraciones y numerosos avances normativos y legislativos. Esperar a tener pruebas científicas y clínicas sólidas antes de tomar medidas para prevenir los riesgos conocidos puede provocar unos costes sanitarios y económicos muy elevados, como fue el caso en el pasado con el amianto, la gasolina con plomo y el tabaco." (Resolución 1815 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa de 2011)
La Norma Técnica de Medición en bioconstrucción SBM y sus valores indicativos son una referencia ineludible a la hora de establecer el diagnóstico y análisis de la calidad ambiental interior.
La norma SBM, redactada en 1992 por el Institut für Baubiologie + Nachhaltigkeit IBN y actualizada en 2015, es un estándar internacional completo para la evaluación de espacios interiores que abarca la lista de los factores de riesgo físico, químico y biológico más relevantes, la medición de sus magnitudes básicas y los valores indicativos de precaución para zonas de descanso.
El objetivo de esta norma es crear un entorno vital lo menos contaminado y lo más natural posible reduciendo el riesgo tanto como sea posible, mediante la detección, la minimización y la prevención de estos riesgos.
Siguiendo el guion del primero de los apartados de la SBM 2015, dedicado a los riesgos físicos, enumeraremos brevemente las posibles causas, orígenes, efectos y algunas recomendaciones para la remediación de campos electromagnéticos en función de su frecuencia.
Las anteriores indicaciones deben tomarse como pautas generales y su aplicación debe basarse en la evaluación profesional del riesgo por parte de especialistas.
El aumento de la demanda de interconectividad eléctrica e inalámbrica tiene como consecuencia el incremento de la exposición a campos electromagnéticos de la población. Mantenerse al tanto de sus efectos y de las pautas para su reducción es todo un reto para profesionales de la arquitectura y el urbanismo, como responsables de la toma de decisiones en la implementación de las correspondientes tecnologías y de las medidas de precaución constructivas adecuadas en entornos residenciales y laborales:
Bajas frecuencias Priorizar la existencia de una buena toma de tierra que derive las cargas eléctricas residuales de los edificios, junto con criterios de instalación eléctrica biocompatible (trazados en espiga en vez de anillo, evitar el paso de cableados eléctricos en las zonas de alta permanencia, usar disruptores de red o telerruptores que eviten el paso de corriente eléctrica cuando no se está utilizando un circuito). Se deberían garantizar las mínimas inmisiones de campos de baja frecuencia en el dormitorio para garantizar un sueño reparador. Altas frecuencias Se recomienda realizar una evaluación ambiental de las condiciones electromagnéticas del entorno de un edificio para incorporarlas en el diseño y distribución de los espacios y también la elección de materiales y sistemas constructivos. También resulta interesante incorporar sistemas inteligentes de medición continua con sistemas de aviso al usuario cuando se superen determinados límites de exposición a altas frecuencias. Electroclima en general Se deben considerar las propiedades de comportamiento físico de los materiales y sistemas de construcción para integrar en el diseño constructivo la minimización de los efectos del electroclima sobre la salud de las personas, para obtener así espacios más saludables. (Edificios y Salud. Reinventar el hábitat pensando en la salud de las personas. GBCe, CGATE, AEICE)
Este desafío es mayor, si cabe, si se tiene en cuenta que esta labor debe desarrollarse ateniendo simultáneamente otros como la descarbonización o la circularidad, que parecen competir en urgencia y atención, pero que se realimentan mutuamente. La confluencia de factores de riesgo exige una visión dinámica y una práctica multidisciplinar y holística capaz de examinar el entorno construido como un sistema del que también las personas y el medio ambiente forman parte.
- https://bioinitiative.org/ - Edificios y salud. Reinventar el hábitat pensando en la salud de las personas. Capítulo 8. Electroclima. GBCE, CGATE, AEICE. - Curso de iniciación a la Bioconstrucción. Factores de riesgo físico para la salud en el hábitat. Instituto Español de Baubiologie IEB - Norma Técnica de Medición SBM 2015 - Valores indicativos en Baubiologie para las zonas de descanso
Palabra clave
A.T. frente al Cambio Climático
Ribera de Axpe nº 11, Edif. C1 - 2º plta. Dpto 201, 48950 - ERANDIO
Tfno.944247900 - 944807163
info@coaatbi.org
Desarrollado por ATTEST