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17 mar 2023
El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicó en agosto de 2021 la primera entrega de su Sexto Informe de Evaluación. En él se habla expresamente de la evidencia de la relación entre la actividad del ser humano y los cambios en el sistema climático y su directa repercusión en el calentamiento global.António Guterres, secretario general de la ONU, advirtió: "[Este informe] es un código rojo para la humanidad. Las campanas de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables: las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fósiles y la deforestación están asfixiando a nuestro planeta y poniendo en riesgo inmediato a miles de millones de personas". [...] Este informe debe sonar como una sentencia de muerte para el carbón y los combustibles fósiles, antes de que destruyan nuestro planeta". El espejismo de la reducción de emisiones GEI durante la pandemia de COVID-19 duró poco y, tras ella, el rebrote de la economía provocó en 2021 el mayor repunte anual de emisiones de la historia, debido al crecimiento del uso del carbón.
El cambio climático es un claro indicio del desequilibrio provocado en los flujos y ciclos naturales de nuestro planeta que, además, induce la activación de mecanismos de retroalimentación que multiplican los efectos de nuestra acción en el medio.
En opinión de William Rees, profesor emérito de la Universidad de British Columbia en Vacouver (Canadá) y economista ecológico creador del concepto de análisis de la Huella Ecológica, el cambio climático no es "más que un síntoma de un sistema medioambientalmente disfuncional de crecimiento constante de las economías y las poblaciones".
Las emisiones de CO2 provienen casi exclusivamente del hemisferio norte y son los bosques los que absorben estacionalmente cantidades masivas de dióxido de carbono. Con el paso de la primavera al verano, las enormes masas de CO2 (en rojo en el vídeo) comienzan a desvanecerse, capturadas por las plantas que realizan la fotosíntesis. Más tarde, a medida que regresa el invierno y la actividad vegetal decrece, el CO2 retorna a la atmósfera.
Fuente: National Geographic. Stunning NASA Visualization Reveals Secret Swirlings of Carbon Dioxide.https://cutt.ly/94Y2sP4
En 1972, el estudio Los límites del crecimiento, coordinado por la biofísica Donella Meadows, no dejaba lugar a dudas: un modelo socioeconómico basado en el crecimiento ilimitado es imposible en un planeta finito. Sin embargo, han hecho falta 50 años para hacernos conscientes de que nuestra suerte está íntimamente ligada a la de la biodiversidad de nuestro planeta. Según el Living Planet Report 2022 del World Wide Fund for Nature WWF, no es el cambio climático el causante de la pérdida del 69% de las poblaciones totales de fauna silvestre entre 1970 y 2018. “Nuestros análisis demuestran que el cambio climático no es el factor dominante responsable del declive de las poblaciones de vertebrados, sino que la pérdida de biodiversidad se debe a una combinación de varias acciones importantes, dominadas por el cambio en el uso del suelo y la sobreexplotación”, confirma otro estudio de la Society for Conservation Biology.
Nuestro modo de vida es, en última instancia y a escala planetaria, la causa de todas las crisis anidadas que estamos viviendo, y sus consecuencias son claramente visibles.
No sólo la concentración de CO2 es alarmante. La presencia de contaminantes atmosféricos (compuestos orgánicos volátiles, metales pesados, dióxido de azufre o partículas finas en suspensión), la mala calidad del agua potable debida al uso de nitratos y pesticidas, el agotamiento de los acuíferos a causa de los monocultivos, la menor fertilidad del suelo originada por la pérdida de humus y nutrientes, el aumento de la desertización o la disminución de las cosechas son igualmente resultado de nuestra presión sobre el planeta. Nuestro entorno edificado se ve de la misma forma afectado como consecuencia de este impacto. La calidad del ambiente interior, determinada por aspectos como la temperatura, la humedad, la ventilación o el electroclima, depende en gran medida de las condiciones del medio exterior y se ve influida adicionalmente por toda una serie de factores de riesgo físico, químico y biológico, procedentes de la propia edificación, de los que pocas veces somos conscientes. Como resultado, nuestra biología se está viendo afectada de modos desconocidos hasta hace sólo unas décadas y la creciente incidencia de alergias, afecciones respiratorias y síndromes de sensibilización central no hace sino corroborar que nuestra salud fisiológica, psicológica y social está indisolublemente unida a la del planeta. El concepto de “Una sola salud” (en inglés, “One health”) se introdujo a comienzos del año 2000 para poner nombre a un enfoque integrador y sistémico de la salud.
Fuente: ISGlobal. Instituto de Salud Global. Barcelona. https://cutt.ly/H4Y9uIa
El ser humano, nómada durante la mayor parte de su evolución, inició su asentamiento en grupos reducidos en torno a pequeños refugios buscando un cobijo y cierta continuidad en la disponibilidad de algunos suministros básicos. Nuestra capacidad para transformar el entorno y articularlo para asegurar una existencia más benigna dio lugar con el tiempo a modelos habitacionales adaptados a diversos modos de vida. Las condiciones biofísicas específicas de los lugares en los que evolucionaron estos asentamientos dieron forma a distintas tipologías y culturas constructivas. Paralelamente a la complejización de las interacciones sociales y a la diversificación de las ocupaciones humanas, estos asentamientos iniciales fueron dando lugar a espacios cada vez más diferenciados y alejados del entorno natural.
Las ciudades, que crecieron como lugares en los que alcanzar mayores cuotas de calidad de vida y se convirtieron en símbolo de la conquista humana del medio, han pasado a ser hoy, paradójicamente, espacios agresivos y poco habitables que hoy vuelven a mirar a la naturaleza para redefinirse.
En psicología ambiental, el término “trastorno por déficit de naturaleza” hace referencia a la ansiedad y el estrés provocados por la desvinculación física y emocional del entorno natural, pudiendo debilitar nuestro sistema inmunitario. Nuestro entorno construido ha sustituido a nuestro hábitat natural y numerosos estudios han relacionado su diseño, basado más en aspectos técnicos, económicos y conceptuales que en criterios biológicos, con efectos nocivos sobre la salud.
Según la EPA (Agencia Americana para la Protección del Medio Ambiente), la calidad del aire en el interior de las viviendas es entre 2 y 5 veces peor que la exterior y para determinados contaminantes hasta 100 veces.
La escasa ventilación, la humedad relativa baja, la toxicidad de los materiales de construcción, la elevada carga electrostática, la falta de iluminación natural o la radiactividad, muy frecuentes en la edificación de las últimas décadas, se han asociado a diversas patologías que van desde la falta de concentración o los dolores de cabeza hasta las dificultades respiratorias, la irritación de las mucosas o la reducción de la esperanza de vida. También desde disciplinas como la neuroarquitectura o psicología ambiental, que han demostrado que los espacios edificados modelan nuestra reacción psicológica y social, se ha constatado la relación entre el diseño arquitectónico moderno y la aparición de afecciones como la apatía, la desorientación o la agresividad.
Diseñar y construir al margen de nuestra naturaleza tiene consecuencias.
La biofilia, término acuñado por Edward Osborne Wilson en 1984, remite a nuestro sentido innato de conexión con la naturaleza y con otras formas de vida, producto de nuestra evolución en conexión estrecha con el medio ambiente.
Fuente de la imagen: Wikipedia https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/9/9d/Plos_wilson.jpg
El sector de la construcción, responsable directo en el ámbito de la Unión Europea del consumo del 40 % de los materiales, la generación del 40% de los residuos y del consumo el 40 % de la energía primaria, no puede seguir mirando hacia otro lado. El Informe País 2022 del Green Building Council España (GBCe) lo plantea así: “Los seres humanos estamos transformando el planeta con nuestra manera de vivir. La forma de producir y de reproducir nuestra existencia durante los últimos dos siglos nos ha traído una etapa de cambio profundo. En este contexto vertiginoso, en el que la sociedad se encuentra en permanente transformación, el sector de la edificación debe sacar muchos conejos de su chistera para dar respuesta a los nuevos desafíos ambientales, económicos, sociales e institucionales.”
Portada del Informe País GBCe 2022
El Informe identifica los principales desafíos del sector, insistiendo en su profunda interrelación:
El éxito evolutivo del ser humano, irónicamente, nos ha llevado a rebasar el punto de no retorno y la magnitud de los retos que tenemos por delante exige implementar estrategias que nunca hasta ahora habían sido planteadas. La ciencia es unánime en señalar las causas y en cuantificar el esfuerzo necesario para evitar, si es que es posible, el colapso. A pesar de ello, nuestra capacidad para comprender el alcance de las consecuencias de nuestra acción sobre el medio parece limitada, cuando no negada, y la consecución de metas realmente significativas se retrasa.
Diversos estudios constatan que, al contrario, en los últimos años el consumo de recursos y la producción de residuos per capita se están incrementando.
En 2019, Paula Caballero, directora ejecutiva regional para América Latina de The Nature Conservancy (TNC) y responsable de la primera propuesta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados en 2015, reflexionaba sobre su implementación y concluía que hacía falta uno más, el número 18: el cambio de actitud.
El sector de la construcción, inseparablemente vinculado con nuestra forma de habitar, debe sentirse interpelado. En palabras de Borja Izaola, coordinador del proyecto Life Level(s), es precisa “una transformación radical del modelo para focalizarse, no en la obra nueva, sino en la rehabilitación; no en la cantidad, sino en la calidad; no en la lógica de mercado, sino en la del planeta; no en el crecimiento de beneficios, sino en la reducción de impactos; no en la oligarquía, sino en la distribución y descentralización del poder y el acceso a recursos; no en el mayor precio, sino en la mayor asequibilidad; no desde la privatización y la opacidad, sino desde la comunidad y la transparencia”. La transmisión de este cambio de actitud es fundamental a través de todas las partes implicadas. Para ello, nuestra visión del mundo y de nuestro papel en él, debe ampliar sus horizontes y comprender en profundidad las implicaciones complejas y dinámicas de cada decisión a lo largo de cada fase del ciclo de vida de nuestros proyectos. Y para ello, el conocimiento informado e interdisciplinar es básico. Durante los próximos meses iremos analizando en sucesivos artículos aspectos como el confort y la salud, la calidad del ambiente interior o los riesgos físicos, químicos y biológicos presentes en los espacios construidos y su relación con la elección de materiales y sistemas constructivos para proyectos que respondan a las exigencias del incierto contexto actual.
Asumir el enorme desafío implica construir menos, mejor y diferente y como profesionales del ámbito de la construcción, responsables de materializar el cambio, debemos integrar que el fin último es habitar de otro modo.
• https://www.ipcc.ch/report/sixth-assessment-report-working-group-i/ • https://theintercept.com/2022/12/03/climate-biodiversity-green-energy/ • Caro, T., Rowe, Z., Berger, J., Wholey, P., & Dobson, A. An inconvenient misconception: climate change is not the principal driver of biodiversity loss. Conservation Letters. 2022;15:E12868. https://conbio.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/conl.12868 • https://www.cicconstruccion.com/texto-diario/mostrar/4061436/borja-izaola-area-tecnica-gbce-dejemos-construir-mal-comencemos-reconstruir-bien • https://gbce.es/documentos/GBC_informe_2022_Digital.pdf • https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/one-health • WWF (2022) Living Planet Report 2022 - Building a nature-positive society. Almond, R.E.A., Grooten, M., Juffe Bignoli, D. & Petersen, T. (eds.). WWF, Glad, Switzerland. https://wwfint.awsassets.panda.org/downloads/embargo_13_10_2022_lpr_2022_full_report_single_page_1.pdf • https://lifelevels.eu/
Palabra clave
A.T. frente al Cambio Climático
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